Durante los días 4 y 5 de abril se ha celebrado en Ciudad Real el IV Congreso de Enología de Castilla-La Mancha, organizado por el Colegio de Enólogos de Castilla-La Mancha. El programa contenía ponencias y actividades muy diversas, pero el denominador común ha sido el alto nivel de innovación que actualmente tiene el sector en la región.
A modo de resumen las ponencias y actividades se han estructurado en cuatro bloques, las de carácter investigador, con Mónica Fernández, que nos habló de las levaduras No-Saccharomyces en la elaboración de vinos y Rosario Salinas, que nos presentó el efecto de los chips de sarmiento en la calidad de los vinos. Ambas presentaciones de una alto nivel de innovación, que posicionan sus trabajos de investigación en la frontera del conocimiento enológico actual. Continuamos con dos experiencias prácticas, las de Pedro Sarrión y su equipo, hablándonos de la vinificación de vinos tintos en grandes y pequeños volúmenes, y Jean Philippe Pelanne, sobre elaboración de rosados al estilo provenzal. Ambas con un enfoque muy pragmático e interesante.
Otro de los bloques de ponencias giró en torno a los productos y servicios ofrecidos por las diferentes casas comerciales, demostrando que actualmente la oferta de servicios técnicos puede dar solución a cualquier demanda del cliente. El conocimiento y la capacidad de adaptación a las necesidades del mercado está garantizada, siempre en busca de alinearse con los requerimientos del mercado, dictado por las tendencias marcadas por los consumidores.
En las actividades, el primer día se cerró con la presentación de Diego Fernández, que mediante una cata de tres vinos, nos mostró las bondades de una aplicación que permite descubrir si un vino va a gustar a un cliente objetivo. La aplicación permite parametrizar los gustos del consumidor, de forma visual y practica, siendo de gran ayuda para el enólogo a la hora de elaborar vinos que se ajusten a las demandas de los diferentes mercados.
Fue en esta última actividad del primer día, cuando uno de los enólogos, me comentó que al día siguiente venía un experto en maridajes, y que seguramente me resultaría muy interesante su ponencia. Tengo que decir, que aunque había visto el programa, no había reparado en todos y cada uno de los ponentes. Cuando volví a mirar y vi François Chartier, me empecé a poner nervioso, de la emoción que me produjo. Tengo una enorme admiración por su trabajo, sus dos libros son para mi herramientas, que consulto con frecuencia a la hora de diseñar los maridajes de mis eventos.
Las expectativas de la ponencia de François Chartier se alcanzaron sobradamente, vivimos una cata magistral. Antes de la actividad, algunos enólogos me preguntaron si merecía la pena asistir, al final vi a más de uno hacerse una foto junto a François, creo que eso representa el alto interés que consiguió levantar.
En conclusión, puedo asegurar que se han vivido dos días de alto interés para el sector enológico de Castilla-La Mancha. Personalmente he disfrutado volviendo a escuchar palabras como resinas, filtros tangenciales, tioles o metschnikowia pulcherrima, que han despertado un poquito mi adormecida alma de ingeniero, pero lo que más me ha ilusionado es constatar la posición de vanguardia que actualmente ostenta la enología de Castilla-La Mancha.